jueves, 24 de junio de 2010

CAPITULOS XVIII Y XIX

Es para mí una alegría tener constancia de que esta novelilla está siendo seguida y leída por vosotros. Gracias a todos de corazón por dejarme compartir esta obra donde he querido plasmar mis vivencias como maestro en una historia sobre la importancia de la lectura. Mil gracias.

CAPITULO XVIII

Como comentaba antes, dentro de los expertos encontramos a los delegados de clase. Dejamos a un lado al delegado principal, ese según lo haya hecho en los años anteriores, normalmente sale reelegido, deja el cargo y no se presenta más, o intenta que votemos todos a alguno de sus amigos o amigas y así tener casi el poder. Yo hablo de los delegados de deportes y cultura.


En mi colegio el deporte se fomenta mucho al igual que la cultura.

Como ya comenté la liga de fútbol de Primaria es fruto de nuestra insistencia por este deporte. En cuanto a la cultura, destacan los momentos fuertes del curso: el adornar la clase, la preparación de las fiestas de Navidad, las carteleras y murales de todas las celebraciones del colegio.


Quizá en otras clases no haya surgido así, pero en la mía los delegados de cultura y deportes que se han votado siempre han sido los que mejor se les daba el fútbol y la pintura o los trabajos manuales. Las elecciones al consejo de curso son para nosotros algo especial, conllevan una popularidad añadida dentro de la clase. Las semanas previas ya se ven a muchos hablar entre ellos y comentar que si se van a presentar a delegado, que si el del año pasado nos apuntaba siempre en la pizarra y borraba a sus amiguitos, que si otro a deportes para elegir a los buenos para el juego de bandera y voleibol, que si para delegado de cultura tendríamos que votar a zutanita que pinta genial y podría adornarnos la clase, etc. Son multitud de conversaciones, comentarios, rumores que a la entrada, a la salida y en el recreo se reproducen una y otra vez.


En este curso yo particularmente estoy muy contento con los que han salido. Lo están haciendo francamente bien además que siempre han sabido afrontar las cosas con calma, sin desesperarse.

Nuestro tutor nos ha ayudado mucho la verdad. Aprovechábamos la hora de tutoría los viernes después del recreo e íbamos organizando todo. Con el delegado de cultura los adornos de Navidad, el árbol, los que se encargaban de las letras para poner frases decorando… Todo nos fue saliendo muy bien, incluso ganamos el concurso de Belenes del tercer ciclo. A una compañera se le ocurrió montar el Belén con figuritas hechas a partir de cáscaras de huevo. Las fuimos vistiendo con tela, poniéndole detalles con plastilina y al final quedaron geniales. Fabricamos casas con cajas de medicamentos, pintamos con témperas todo y al final Primer Premio, nos hicieron una foto a todos y salió nuestro Belén en la revista mensual del colegio El patio.


El delegado de deportes también se lo ha currado muchísimo. No ha habido ninguna queja de nadie, cada uno hemos ido practicando varios deportes y cuando ha habido alguna competición con motivo de las fiestas del colegio todo ha salido de rechupete. De hecho también hemos sido afortunados pues hemos ganado varias competiciones a lo largo del curso. La más destacada es la archinombrada ya Liga de Fútbol de Primaria. El año pasado estando en quinto curso, conseguimos todo un logro, llegar a disputar la final con la clase de sexto c toda una máquina de jugar, estaban muchos de los que juegan a fútbol sala federado en el equipo del colegio y eso se notaba mucho. Nosotros tenemos en nuestra clase a dos compañeros que juegan muy bien, los demás aportamos nuestro granito de arena y este año ya siendo de los grandes hemos conseguido la Liga. Los ganadores nos iremos un día a la piscina como premio.


Bueno os estaba hablando de los distintos expertos y me he emocionado contando los logros y aventuras de mi clase en este curso. Pues como contaba que también los hay especialistas en las distintas materias. Es impresionante ver como realizan el cálculo mental algunos de mi clase. Nuestro maestro nos fue orientando sobre varios truquillos fáciles de asimilar a la hora de realizar operaciones pero es digno de ver que agilidad han adquirido.


Otros en cambio sorprenden por las horas que le han dedicado al Atlas. Nuestro maestro de Cono nos ha examinado de todas las capitales de Europa y su colocación en el mapa. También de los ríos, sistemas montañosos, lagos, cabos, golfos de toda Europa. Pero unos pocos se sabían además de todo esto, los países de América del Norte, del Sur y central. También las de Asia, África y Australia. Era sorprendente ver como el maestro les preguntaba voluntariamente y acertaban a colocar el río Amazonas, el Himalaya, el gran lago Victoria, la bahía de Hudson, etc.


Es cuestión de tiempo, eso solía decirnos siempre el típico envidiosillo. Los demás nos reíamos pues continuaba diciendo:


*

Yo porque no quiero sino mejor que cualquiera de esos lo haría.



CAPITULO XIX


No salía de mi asombro escuchando las palabras de Miriam.


-Vamos haber, ¿en qué se supone que te tengo que ayudar?


-Mira, Vicente, Borja me ha metido en un buen lío. Yo no tengo nada que ver con vuestro libro y vuestra historia. El cuestionario incluía un apartado en donde preguntaba que quién creías que sería la persona más adecuada para acompañarte en caso de necesitar ayuda de otra persona. Borja, me puso a mí. No es que tenga nada en contra de él. Pero la papeleta en que me ha metido es bien gorda.


Así es que fíjate chico, me encuentro yo aquí, en este embrollo, sin comerlo ni beberlo. Es por eso que tú eres de gran ayuda para mí. Yo, a cambio voy a intentar explicarte como podemos salir de aquí. Pero es necesario unirnos, ¿me ayudarás?


-Sí – dije rápido y contundente-. Sí, claro que te ayudaré Miriam.


De nuevo la sonrisa volvió a lucir en su rostro. Yo me quedé embobadito mirándola. Era normal que pusiese su nombre Borja, ella era guapísima, aunque tenía su carácter, era evidente.


-Bueno, estoy impaciente, chica, empieza a decirme qué cosas son las necesarias para volver a la normalidad porque el colegio no es que me apasione, pero esta situación se me está haciendo muy cuesta arriba.


-Lo primero será acercarnos al solar.


Una vez que llegamos allí, nos pusimos manos a la obra. Ella me dijo que había que buscar a la altura del campo de tierra, que allí debía estar escondido un papel. Miramos de arriba abajo hasta que lo encontramos. El papel no era muy grande, medio folio más o menos. En el folio no había nada escrito. Miriam no me dijo por qué había que buscar el folio ni nada, pero yo tampoco le pregunté porque las ganas de volver a casa me hacían demasiado práctico y poco preguntón.


-¿Ahora qué hacemos, Miriam? ¿Aquí dices tú que debe poner algo? -comenté yo, algo desencantado, principalmente porque seguía sin verle el final a todo esto.


-Tranquilidad y buenos alimentos, como dice mi padre -contestó Miriam-. Ven, busquemos donde da el sol, hay que mirarlo a la luz del sol.


Nos alejamos hacia una esquina, una vez en ese rincón del campo, concretamente cerca del área pequeña de una de las porterías, entonces, Miriam acercó el papel con mucho cuidado y empezó a verse algo escrito con un color azul claro.


-¡No puede ser! –exclamé algo sorprendido.


-Sí, sí -se apresuró a afirmar Miriam-. Parece que pone algo Vicente, ¿puedes leerlo tú también?


Al principio costaba un poco pero una vez que fijabas la mirada, ya se iba aclarando más lo que estaba escrito, decía algo así:


“Entre la puerta y la entrada, la verdad será encontrada”


-¡Corre, corre, Vicente! -las palabras de Miriam, parecía indicar que estaba cerca la vuelta a casa.


Fuimos todo lo rápido posible, llegamos a donde estaría situadas las puertas del colegio.


-“Entre la puerta y la entrada”… tiene que ser aquí –exclamó Miriam-. Sí, debemos mirar bien. ¡Mira!, hay una flecha que señala a la calle, ahí, a la señal de tráfico, donde está la papelera.


Miré detrás de la señal y me encontré unos folios doblados, algo amarillos, como si el tiempo hubiese hecho mella en ellos.


-Esto debe ser lo que buscábamos.


-Sí, sí, déjame verlos -contestó sobresaltada.


¡Que brío! No esperaba una reacción así de una chica tan tranquilita como ella. No pude ver lo que ponía, simplemente vi como se le encendían los ojos de la emoción. Cogió los folios los guardó y me dijo:


-Ya está todo resuelto muchacho. Nada de esto debería haber pasado.


-¿No puedo leer lo que pone en esos folios Miriam? -pregunté yo, comido por la curiosidad.


-No sé, Vicente, quizá sea mejor que no lo leas. Tú has vivido esta experiencia, seguro que sabes sacar cosas positivas de todo esto. Ahora lo importante es que sepas valorar más las cosas y ya está. Para qué liarte más.


-No sé, me dejas con las ganas, después de todo, si consigo salir de aquí me hubiese gustado saber como lo he hecho. Porque… ¿ahora qué pasa? ¿Ya todo vuelve a la normalidad?


-Sí, sí, sólo tienes que volver a tu casa y cuando estés llegando todo será como antes, ya mañana volverás a nuestro colegio sin problemas.


-Bueno, pues encantado de conocerte Miriam, ya nos veremos por el colegio.


Me dio dos besos qué provocaron nuevamente un volcán en erupción en mis mejillas. Seguramente ella lo notaría.


-¿Cómo?, ¡ah! Sí, sí por el colegio, venga hasta pronto.


Su respuesta, a pesar de la conmoción de los besos, me dejó pillao. No sé por qué, pero algo me olía mal. Parecía como si Miriam no me hubiese contado toda la verdad. Yo, a pesar de todo, le hice caso, agaché mi cabeza y me dirigí presuroso hacia la otra calle, crucé por el paso de cebra y me marché por el camino que todas las mañanas hacía, dirección: mi casa.


Cuando estaba cruzando la esquina de la tienda de aparatos electrónicos de la calle del colegio, ya en la otra acera, escuché un grito desde lejos:


-¡Vicente, Vicente!


Volví la vista atrás y era Borja. ¡No, por Dios!¡Más líos, no, pensé para mí. Esperé a que llegara, venía sobrecogido, sudando y con la cara descompuesta.


-¿Qué pasa Borja? ¿De dónde vienes?


-¿Qué de dónde vengo?, de buscarte, de buscarte, te dije que te dieras una vuelta, no que te perdieras por ahí.


-He estado con Miriam, por cierto, ¡qué guapa es!, qué callado te lo tenías.


-¿Cómo?, ¿has estado con Miriam? ¿No la habrás ayudado a encontrar unos papeles? Dime que no, por favor…


-Ni que fuese un crimen, además tú no me has contado toda la verdad, ella me ha informado muy bien de todo, encima me prometió ayudarme y fíjate, ya está todo arreglado, vuelvo a casa. No sé que pasa contigo, pero está claro que me engañaste.


-¿Engañarte a ti?, yo no te he engañado, ella se ha aprovechado de ti para volver solita a la normalidad, ella sola, leyendo el escrito que dejó Don Ricardo para ti, se lo conté yo. Además, ha hecho lo que quería, dejarme a mí también aquí.


Vamos, si quieres ir en dirección a tu casa, verás cómo todo sigue igual. Yo le conté a ella que existían esos papeles, pero que sólo tú podrías encontrarlos, la historia es tuya, nosotros sólo vinimos a ayudarte.


Me estaba derrumbando, se me empezaron a saltar las lágrimas e iba a comenzar a llorar. Ya si que era todo esto una pesadilla, no había dudas…